martes, 1 de noviembre de 2011

CONFUSIÓN LINGÜÍSTICA DENTRO DE LA UE Y LOS PROBLEMAS QUE CAUSA


Confusión lingüística dentro de la UE

”No se puede mejorar las cosas sólo fingiendo que todo está bien” – V S Naipaul
Aun para aquellos que no viven en un país de la UE, puede ser instructivo leer cómo funciona la cooperación lingüística en una gran organización internacional. Se compone de 15 países miembros pero sólo tiene 11 lenguas oficiales. Esto se debe a que algunos de los estados miembros tienen lenguas en común. La cooperación entre estos estados es muy profunda y en una serie de aspectos los países han resignado su soberanía nacional. Entre otras cosas, doce de los países integrantes de la UE tienen una moneda común: el euro (€).
La UE es un órgano de cooperación parcialmente supranacional entre 15 países europeos: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal y Suecia.
Las lenguas oficiales de la UE son el alemán, el castellano, el danés, el finés, el francés, el griego, el holandés, el inglés, el italiano, el portugués y el sueco. Los textos oficiales se publican en todas las lenguas oficiales, pero en el trabajo diario domina el inglés y –cada vez menos– el francés.
Cuando se habla de UE en este escrito, se está refiriendo a las instituciones de la UE, es decir el Consejo Europeo, el Consejo de Ministros, el Parlamento Europeo, la Comisión Europea, el Tribunal Europeo, el Comité Económico y Social, el Comité Regional y el Banco de Inversión Europeo.
En el Parlamento Europeo, todos tienen el derecho a tomar la palabra en su propia lengua y a ser traducido simultáneamente a todas las demás lenguas oficiales. La contribución de un parlamentario griego debe poder traducirse al instante al holandés, las aportaciones de un danés al italiano o las de un alemán al portugués, etc.

110 intérpretes

Once lenguas oficiales implica que en una reunión se requieren 110 intérpretes. Una de las intérpretes suecas dijo en una entrevista en el periódico sueco Sydsvenska Dagbladet que es tan difícil traducir simultáneamente en las sesiones del Parlamento Europeo que en realidad requiere del intérprete 20 años de experiencia profesional. En la misma entrevista declaró que ser intérprete requiere tanto esfuerzo que no se puede trabajar más de media hora seguida, por lo cual tres intérpretes se van reemplazando el uno al otro en un sistema de turnos. Un intérprete es una persona que traduce oralmente lo que otra persona dice, en contraste con un traductor, que traduce texto escrito.
A causa de la escasez de intérpretes competentes, el servicio de interpretación de las ”lenguas menores” es de menor calidad que el del inglés, el francés o el alemán. Es común que por ejemplo el griego se traduce al danés a partir de la traducción inglesa, lo cual implica que el peligro de malentendidos aumenta.
En el citado periódico sueco, algunos políticos suecos que se desempeñan dentro de la UE se han referido a la Babel lingüística dentro de la UE. Ellos declararon que en las sesiones del Parlamento Europeo en Estrasburgo, el lugar de los intérpretes suecos se encontraba a menudo vacío. “Es muy irritante no comprender lo que se está diciendo” dijo un parlamentario europeo, y continuó “Si hay un intérprete danés trato de escucharlo. Si no lo hay, escucho al intérprete inglés. Pero si uno no domina perfectamente la lengua, los matices se pierden…Muchos se han quejado de que a veces oprimimos el botón equivocado en las votaciones. Pero no es tan raro cuando no sabemos qué se está votando”.

No siempre hay intérpretes a la mano

La comprensión internacional se basa en la comunicación, y ésta se facilita si se habla la misma lengua. En las negociaciones internacionales, los que tienen el inglés como lengua materna tienen por lo general la ventaja de poder negociar en su propia lengua, lo cual genera en ellos una superioridad mental y los predispone al éxito. Los que no tienen el inglés como lengua materna se sienten en desventaja, y en efecto lo están. ¿Queremos realmente que nuestros políticos continúen negociando en una lengua que no dominan y que al mismo tiempo se niegan a aceptar que no dominan? Los políticos europeos no pueden contar con que siempre hay un intérprete a la mano. Como un parlamentario europeo sueco lo expresó: ”A causa de las deficiencias lingüísticas, a menudo nos vemos obligados a decir lo que podemos decir en inglés y no lo que verdaderamente queremos decir”
La mayoría de los funcionarios europeos utiliza diariamente una lengua que no es la propia, con los consiguientes riesgos de ser mal traducidos.
Muchos de los participantes en reuniones con traducción simultánea han declarado que es muy agotador tener que usar auriculares todo el tiempo escuchando la voz de una persona distinta a la que en realidad está hablando. Para los que dominan el inglés es también agotador escuchar durante largo tiempo y tratar de entender a personas que hablan mal el inglés.

El 1 de enero de 2004 la UE tenía 380,8 millones de habitantes

Entre los 381 millones de habitantes de la UE hay 50 millones que tienen una lengua materna diferente a las 11 lenguas oficiales, como por ejemplo bretón, friulano, romaní, irlandés, galés, occitano, retorromano y vasco. Al día de hoy hay más de 30 lenguas vernáculas minoritarias, cantidad que aumentará en el 2004. Véase http://www.eurolang.net/browse.htm.

Eurobabble

Peter Hain, ministro británico para Europa, calificó al inglés que se habla en Europa de ”eurobabble” (eurojerga), y dijo querer terminar con tal situación.
¿Cuándo terminarán por darse cuenta nuestros políticos que la UE no puede funcionar de manera óptima con muchos lenguajes de trabajo? Depende de usted, querido lector, hacer algo al respecto, y hacerlo AHORA.
En la actualidad el 71% de los documentos originales se escribe en inglés, y el 29% en francés. Hace 3 años se escribía el 52% en inglés y el 48% en francés. Así que muy posiblemente en diez años todo se escribirá en inglés. Los que tienen el inglés como lengua materna tienen pues una ventaja lingüística enorme. Lamentablemente, la cuestión del lenguaje está torpedeando la idea original de la UE, llevándola a un anticuado proyecto de élites.

La importancia de las alianzas

Aquél que quiera lograr algo en la UE debe entablar alianzas con otros países. Un país aislado muy difícilmente pueda lograr que se apruebe un proyecto. Un representante solitario (o casi) no puede hacer mucho en la UE si no logra establecer una amplia red de contactos con los representantes de otros países. Con el inglés o el francés aprendido en la escuela no se puede llegar muy lejos, y andar todo el día con intérpretes como guardaespaldas no es, por supuesto, una idea realizable.

Comedores y cafés

El sistema de la UE, con 11 lenguas oficiales, se basa en que todas las discusiones se llevan a cabo en salas especiales equipadas para la traducción simultánea, y que los intérpretes y técnicos estén disponibles cuando alguien quiere hablar con alguien de otro país. Incluso los hablantes nativos de inglés ven limitada su posibilidad de hacer contactos, dado que hay muchos delegados que no saben inglés. El contacto personal, por otro lado, se pierde en una gran medida cuando se habla a través de un intérprete. Uno puede hablar a través de un intérprete, pero no hablar en confianza. Los representantes de los diferentes países tienen que poder hablar y discutir entre ellos en ocasiones menos oficiales, como por ejemplo en restaurantes o cafés.
En la UE todos las lenguas “oficiales” no son iguales. En la Secretaría no se hablan las ”pequeñas lenguas” como el finés o el griego, lo cual es una desventaja notable para los delegados de los países más pequeños cuando ellos quieren hacer uso de los servicios de la Secretaría.

Lenguas bisagra

En la UE es muy común que se utilicen ”lenguas bisagra”, lo cual significa que por ejemplo cuando se está traduciendo simultáneamente del finés al portugués, el intérprete finlandés hace su traducción a partir de la traducción simultánea inglesa y no desde el original portugués, dado que apenas existen intérpretes para toda una cantidad de combinaciones de lenguas, como por ejemplo finés-portugués o danés-griego.
Esto es naturalmente una desventaja para los representantes de países pequeños como Dinamarca o Finlandia. Existe un claro riesgo de que su mensaje no llegue a los demás. Es sabido que la traducción simultánea implica cierta distorsión de lo que se dice. Al usar lenguas bisagra, la distorsión es mucho mayor.

Grandes pérdidas de información

En la traducción simultánea a través de una lengua bisagra se puede producir una gran pérdida de información. En la traducción simultánea sin lengua bisagra se estima como normal un 10% de pérdida de información, y una tergiversación del 2 – 3 % del contenido. Traducir simultáneamente es tan difícil que es imposible que no se cuelen errores. El intérprete no sólo tiene que dominar ambas lenguas a la perfección y tener un intelecto veloz, sino también conocer la terminología del tema que se está tratando en las dos lenguas. Y en el mundo cada vez más complejo en el que vivimos ¿cómo es posible que una persona con sentido común pueda defender este sistema? Según un estudio financiado por la ONU sobre los servicios lingüísticos prestados en todas las organizaciones asociadas a la ONU, la pérdida de información al usar “lenguas bisagra” es de al menos el 50%.
Repetidas veces se ha observado en los congresos que aquellos que tienen la lengua del congreso como lengua nativa toman la palabra mucho más a menudo que los que tienen otra lengua materna. Una solución equitativa sería que todos pudieran usar su lengua nativa o que nadie pudiera usarla. Ambas alternativas nos inviables a causa de la escasez de intérpretes, especialmente de intérpretes con los conocimientos técnicos necesarios. La única solución es que la UE e incluso la ONU introduzcan una lengua internacional como lengua de trabajo, por ejemplo el esperanto. De esta manera todos los demás van a seguir el ejemplo.

Ocurren errores a menudo

La primera versión del importantísimo tratado de Maastricht, un documento de 253 páginas, tuvo que ser retirado de las bibliotecas y de la venta dado que el contenido del texto divergía de modo considerable en las diferentes traducciones. Fue necesario hacer nuevas traducciones completas y por supuesto una reimpresión de todo el documento.

Aviones sin piloto

Si un documento tan importante y tan cuidadosamente traducido como el tratado de Maastricht puede contener toda una serie de errores de traducción, ¿cuántos errores podrán pues contener los documentos comunes? ¿Y cómo imaginarse las consecuencias de esto? Un documento en inglés contenía las palabras ”airplanes flying by automatic pilot over nuclear power plants”. (“Aviones conducidos con piloto automático volando sobre centrales nucleares”.) La traducción francesa decía “les avions sans pilote qui prennent pour cibles les centrales nucléaires”, (aproximadamente: “aviones sin piloto apuntando a centrales nucleares”).

Traducir lleva tiempo

Algo que casi siempre se olvida en el debate es que traducir lleva tiempo. En la ONU, que a diferencia de la UE tiene una buena cantidad de traductores, se dice que se tarda 24 días para tener lista la traducción de un documento no urgente a las seis lenguas oficiales; en el caso de los documentos urgentes, el tiempo se reduce a seis días. La UE declara tener plazos de traducción entre una hora y cuatro semanas.
Como una solución para los crecientes problemas lingüísticos de la UE , el ministro europeo francés Alain Lamassoure propuso que la UE tuviera sólo cinco lenguas oficiales. Sin embargo, su propuesta produjo protestas airadas de parte de una serie de países miembros.

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